Xalapa bajo la sombra del gran bosque de niebla

Gisela Uscanga

Xalapa, Ver. –

En las entrañas del bosque de niebla, una fuerte humedad invade los sentidos y el cuerpo. El frío de una tierra y aire llega hasta lo más profundo de los pulmones.

A los alrededores de Xalapa, los árboles de gran calado, algunos de ellos con más de  30 metros de altura, forman un  bosque denso y espeso.

La telaraña de ramas impide que los rayos del sol lleguen directamente, pero lo suficiente como para dar paso a la realización de la fotosíntesis.

Refugio de imnumerables plantas y animales, en las montañas que circundan a la capital veracruzana pueden observarse arbustos de todo tipo y dependiendo de la época del año hermosas flores de colores vivos e intensos, así como enredaderas y orquídeas que eligen por hogar los gruesos troncos de los gigantes verdes.

El bosque se llena de sonidos, sonidos  de aves, como el canto del muchahas voy o caniquita, nombres comunes que las personas dan al ave por el sonido de su canto.

Xalapa posee uno de los tesoros más valiosos del planeta: bosque mesófilo de montaña o bosque de niebla. No por nada agrupa el 12 por ciento de la biodiversidad nacional.

Los bosques de niebla albergan la mayor diversidad biológica en proporción con el área que cubre y, aunque representa menos de 1 por ciento del territorio nacional (18 mil 583 kilómetros cuadrados), contiene más del 10 por ciento de las especies de plantas, así como gran cantidad de especies endémicas.

Las espesas zonas ofrecen una gran cantidad de servicios ambientales a los humanos, proporcionan agua, regulan el clima, además de ser refugio de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, plantas, hongos, entre otros.

El cambio de uso de suelo, la deforestación, el crecimiento desordenado de la mancha urbana y ahora el cambio climático, ejercen una fuerte presión sobre este ecosistema.

Con el paso del tiempo, los xalapeños han resentido la pérdida de sus bosques, sufren por la escasez de agua, a pesar de que anualmente llueve alrededor de mil 1400 milímetros por año; altas temperaturas; así como gran cantidad de mosquitos, sancudos y enfermedades que transmiten.

Ante ello la Red de Viveros de Biodiversidad (Revive) busca implementar un proyecto piloto de reforestación en la ciudad de Xalapa.

Han elegido la urbe debido a que en 2019 fue deisgnada, junto con las ciudades de Kinsgton (Jamaica) y San Salvador (El Salvador) para el proyecto CityAdapt-ONU, por ser una ciudad mediana con abundante arbolado y reductos de bosque mesófilo de montaña (Santuario Bosque de Niebla de 30 ha).

El director de la asociación civil, Aíbal Ramírez Soto comentó que a pesar que la tendencia en el mundo es la reforestación masiva de ciudades, la base material son las plantas y su calidad y es ese el eslabón más débil, ha sido relegado.

“La producción de especies nativas adecuadas para las zonas urbanas requiere incrementar su calidad para garantizar su sobrevivencia y permanencia en el paisaje urbano”, aseguró.

El biólogo Ramírez Soto ha invertido mas de diez años en procesos sistemáticos que aseguran la calidad de la planta.

“El que los árboles no sobrevivan en ciudades tiene enormes costos económicos por reposición o por su ausencia. Por ello, nosotros nos centramos en aspectos cruciales en la calidad del material vegetal: colecta de semillas, plántula, sustrato, riego, contenedores especiales para ciudades”, afirma.

Incluso han creado su propio sustrato para las plantas llamado pitmusa, utilizando diversos materiales que da la propia naturaleza como hojas de plátano, cascarilla de café, estiércoles de diferentes animales, entre otros.

Es en el vivero Gavilanes (ubicado en la ciudad de Coatepec), donde el equipo de trabajo de Revive han llevado a la excelencia cada una de las fases; pero también han compartido ese conocimiento a través de sus cursos de viverismo de biodiversidad. Poner el árbol correcto en el lugar correcto.

Informes de CityAdapt sobre el escenario climático para Xalapa, dicen que para el 2039 la temperatura en el bosque mesófilo podría aumentar 2.5°C, generando consecuencias a la biodiversidad del bosque mesófilo, menor producción de agua y mayores enfermedades a los cultivos de café en la región.

Es momento de salvarlo.

Compartir: